El tan utilizado eslogan “no hay salud sin salud mental (no health without mental health)” tiene una vinculación directa con la definición que la OMS realiza sobre el término salud, como una unidad integral entre lo físico y lo mental.
Si hurgamos en las definiciones que ofrece la OMS, veremos el término salud sexual lo define como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad, esto no es solamente por ausencia de enfermedad o disfunción. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso a la sexualidad y a las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales agradables y seguras, sin coacción, discriminación, ni violencia.
En el ámbito de la psicología clínica, las consultas por disfunciones sexuales han aumentado. En centro ITAE entendemos este tipo de disfunciones como una situación que imposibilita a la persona afectada para la realización del coito de manera satisfactoria por causas de algún trastorno físico o psicológico.
En el caso del hombre, estos tipos de trastornos pueden ser por ejemplo: eyaculación precoz, ausencia de eyaculación, disfunción sexual eréctil, etc.
En el caso de las mujeres, por ejemplo: dispareunia (dolor durante la penetración), vaginismo, ausencia de orgasmo, etc.
Relación entre ansiedad, estrés y disfunciones sexuales
Se ha comprobado que en la mayoría de las consultas que recibimos, hay un denominador común predominante: la ansiedad y el estrés.
Existen diversos factores, los cuales como en cualquier otro tipo de trastorno, no tiene por que estar necesariamente presentes todos. En el caso de los hombres, nos encontramos con la ansiedad que genera el miedo a perder la hombría (no tener erección cuando se quiera), el estrés que genera la incertidumbre en el trabajo, cuando desde siempre a la profesión se ha asociado la identificación o hombría de los hombres, el miedo que genera el haber fallado una primera vez, por poder fallar una segunda... En el caso de la mujer vemos que la ansiedad bajo la influencia del miedo al rechazo, el cansancio, el estrés, la creencia errónea de tener que complacer siempre al hombre, la limitación que supone creer erróneamente que no hay relación sexual si no hay coito…
Todos estos ejemplos, son distintos elementos que no congenian con una buena salud sexual y hacen que las personas que los sufren tengan limitaciones en este ámbito que no les deja ser todo lo felices que pudieran.
Las disfunciones sexuales tienen en la terapia cognitivo-conductual su tratamiento más eficaz, pero requieren un equipo multidisciplinar de psiquiatras y psicólogos especializados, que trabajen rigurosa y permanentemente en contacto. Las patologías mentales son muy complejas y cada persona es diferente, por lo que solamente un profesional especializado puede darnos garantías suficientes.
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