lunes, 8 de marzo de 2010

NUEVAS ETAPAS VITALES: PROPÓSITOS REALISTAS.


La sociedad del S.XXI tiene sumergido al individuo en una larga lista de actividades y demandas que en la mayoría de ocasiones se convierten en rutinas. Dichas demandas son incorporadas de forma “natural” a la vida cotidiana, con la falsa creencia de que la consecución exitosa de las mismas, le aportará la felicidad y las claves del éxito. No obstante, en muchas ocasiones no es así.


¿Hasta dónde somos capaces de exigirnos a nosotros mismos y para qué? Dichas exigencias, ¿realmente nos aportan la felicidad?

Si la respuesta es sí, probablemente hayamos encontrado un equilibrio óptimo entre las demandas externas y nuestra manera de ser y de actuar.
Si la respuesta es no, puede que este proceso no se haya realizado con éxito. Es interesante pues, ver qué falla.


Puesto que la actividad diaria irá dirigida al cumplimiento de nuestras expectativas y metas, es importante revisarlas y preguntarnos: ¿Son realistas? ¿Son coherentes con nuestras prioridades y deseos?

Un buen comienzo sería:

1. Proponerse metas y expectativas alcanzables, es decir, que sean realistas y acordes con nuestras capacidades.
2. Es importante que sean metas personales, sinceras y coherentes con nuestros valores, prioridades y deseos.
3. Establecer tareas o actividades pertinentes para conseguir dichas metas y objetivos.
4. Organizar dichas tareas en un orden lógico, o de menor a mayor grado de dificultad, con el fin de conseguir lo que queremos de una forma adecuada.
5. Ponerlas en marcha y evaluar si se han conseguido de forma exitosa o no.

La mayoría de las veces elaboramos expectativas demasiado ambiciosas y poco alcanzables, lo que produce una frustración en el individuo que puede afectar a su autoestima y el concepto que tiene uno de si mismo, generando a la vez altos niveles de ansiedad, estrés, y depresión. Es importante saber distinguir a tiempo, una serie de signos de alerta como respuesta al estrés y que pueden derivar en problemas psicológicos.


Los primeros signos de alerta

Los problemas de ansiedad y depresión derivados de un estrés sostenido, fruto de las exigencias de la vida laboral, familiar, social, etc. cada vez son más frecuentes. Es importante poder distinguir cuándo algo va mal en nosotros. Una buena salud mental es imprescindible a la hora de poder satisfacer las demandas del entorno. Si detectas alguno de los siguientes síntomas, es el momento de replantearte las expectativas e instaurar cambios en tus rutinas:

• Falta de ilusión por las cosas.
• Tristeza.
• Pérdida o aumento significativo del peso y apetito.
• Falta de concentración y pérdida de memoria.
• Insomnio o aumento del sueño.
• Dificultad para respirar.
• Mareos, tensión, inquietud y palpitaciones.
• Problemas para relajarse.
• Temores sin causa aparente.
• Miedo a salir de casa.


Estresores Personales y Ambientales

Los estresores personales y ambientales más frecuentes, que pueden desencadenar dichas sintomatologías son:

Autoexigencia personal y social. Un buen ejercicio a realizar es el de analizar y ser conscientes de nuestros puntos fuertes y débiles, para ser capaces de exigirnos objetivos realistas. Es aplicable a distintos ámbitos: personales, laborales, de pareja, etc....Muchas veces, no vemos cuáles son nuestras limitaciones, lo cual nos conduce a una frustración personal y que afecta a los que están a nuestro alrededor. Todo ello puede repercutir negativamente en nuestra autoestima y autovaloración personal.

Falta de tiempo dedicado a uno mismo. Todos necesitamos un espacio personal que tendemos a sacrificar con demasiada frecuencia, en beneficio de las demandas sociales, laborales, familiares, etc. Dicho tiempo es fundamental a la hora de satisfacer nuestras motivaciones y conseguir nuestro bienestar físico y mental. Por lo tanto, en la medida de lo posible, no renuncies a este espacio privado e intransferible para mantener un buen equilibrio mental que a su vez, promoverá un mejor desarrollo del resto de obligaciones y rutinas.

La conciliación de la vida laboral con la vida familiar. El hecho de querer abarcarlo todo genera un elevado nivel de estrés. Todo ello se agudiza si existen hijos en la familia o personas mayores a cargo. Nos exigimos hacerlo todo y bien, sin tener en cuenta qué nos dejamos por el camino. Es importante realizar una planificación objetiva del tiempo, renunciando a exigencias poco trascendentales e incluyendo actividades gratificantes (como salir con tu pareja o amigos, ir con tus hijos al parque). Saber delegar en otros y saber decir “no” son dos elementos clave que pueden resultar de gran ayuda para poder compaginar trabajo y familia sin dejarnos la salud en el intento.

Los problemas económicos están a la orden del día. Independientemente de la situación de crisis mundial que va más allá de la economía doméstica, vamos a revisar brevemente cómo sanear nuestra economía. La importancia de la planificación una vez más es fundamental para llegar a fin de mes. Qué puedo gastar y qué no. Cuáles son los gastos fijos al mes y qué cantidad de dinero me puedo permitir destinar a mis caprichos, tales como viajes de ocio, compras, etc. Llevar un control de los gastos al principio y al final de cada mes. De nada sirve tener expectativas poco realistas acerca de nuestras posibilidades económicas, si el hecho de sobrepasarnos nos genera estrés, ansiedad y quebraderos de cabeza.


Autovaloración. Momento de reflexión y cambio.

Siempre encontramos un momento en el que nos sinceramos con nosotros mismos y en el que nos preguntamos: “¿qué quiero realmente?”, “¿lo que tengo me hace feliz?”.

Muchas veces, medimos los parámetros de la felicidad basándonos en estereotipos sociales. En aquellas cosas con las que supuestamente e inevitablemente tendrás que ser feliz: dinero, poder, un cuerpo diez,... No obstante, el ser humano es distinto por naturaleza y cada cuál tiene unas necesidades y unas motivaciones acordes con sus capacidades, su forma de ser, de pensar y de sus experiencias. Se trata de personalizar dichas necesidades y no conformarnos sólo con lo que socialmente está reconocido como bueno.

Este momento de reflexión puede ser un punto de partida para generar cambios significativos que nos aportarán mayor calidad de vida. ¿Por qué no empezar a mejorar AHORA?

Para más información:
Centro ITAE. Centro especializado en ansiedad y estrés
Tel. 93 206 51 51 - 652 762 023
www.centreitae.com- info@centreitae.com

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