lunes, 21 de junio de 2010

¡NO MÁS CONTROL!


Con este artículo vamos a abordar una de las tendencias que más vemos en nuestros pacientes con ansiedad y estrés: la necesidad de control.

Veamos un ejemplo: Luisa tenía tal necesidad de control, que no dejaba que su marido saliera de casa sin que ella aprobara lo que llevaba puesto. Si algún aspecto de su vestimenta no le gustaba, lo hacía cambiarse de ropa. Durante el desayuno, le recordaba a su marido todas las tareas pendientes del día (eso es, las que teóricamente debía hacer él).

Después, y tras la habitual discusión con su marido generada por sus preguntas/ recordatorios, se iba estresada al trabajo (“¡Suerte que le recuerdo las cosas que si no…!”) para pasar un día todavía más estresante junto a su equipo: teóricamente les asignaba tareas, pero era incapaz de confiar en que las harían bien, a pesar de ser conocedora de los talentos de sus subordinados: tenía que comprobar que cada una de las tareas estuviera bien hecha. Cuando detectaba el más mínimo error (o tarea no hecha según sus propios estándares), su ansiedad se disparaba hasta límites insospechados.

Después, al llegar a casa, se quejaba de que su marido no hubiera colgado bien la ropa o repasado adecuadamente la cocina, con lo que se hacía cargo ella misma de nuevo, sólo para repetir las mismas acciones… ¡Su ansiedad estaba a flor de piel!

La necesidad de controlarlo todo puede ser agotadora. Un sentido demasiado agudizado de la responsabilidad, una alta autoexigencia y sobretodo la necesidad de tener cada aspecto de tu vida controlado pueden ser en efecto, grandes detonantes de la ansiedad y el estrés. Bajo una necesidad aférrima de control, se encuentra una percepción de que el mundo entero está ahí para juzgarnos, de que no podemos fallar bajo ninguna circunstancia, y de que no se nos puede pasar nada. El control, en efecto, da seguridad, pero es una seguridad ficticia. ¡La verdad es, que en realidad podemos controlar muy poco!

El afán de orden y control puede incidir también en un deterioro de las relaciones con los demás. A nadie le gusta ser controlado y ser ordenado a cada minuto qué debe hacer, cuando y cómo. El que controla, lo hace bajo la intención de estar tranquilo; y en realidad, lo que acaba encontrando es más estrés (ya que como decíamos nuestro control sobre lo externo es limitado), y sobretodo más malas caras de aquellos que están a su alrededor...¿Y esto es el bienestar?

Recordad esta frase: ¡la perfección es lo más imperfecto del mundo!

El afán de control también enmascara una falta de autoconfianza, de seguridad en uno mismo, por eso la persona que necesita controlar todo su mundo externo mantiene la ilusión óptica de que controla su mundo interno.

He aquí unos consejos para dejar de controlar….

- Si eres un maniático del orden, arriésgate a no tenerlo todo impoluto. Deja alguna tarea por hacer, doblar toda la ropa, o quitar el polvo, pueden esperar!! Pregúntate: ¿Cuantas cosas importantes dejas de hacer en beneficio de que todo esté reluciente?

- No planifiques tanto, deja que tus amigos o familiares se encarguen de los planes de vez en cuando. Con ello, delega tareas, no te ofrezcas el primero en hacer las cosas, ¡Confía en que los demás sabrán hacerlo igual o mejor que tú!

- ¡Haz alguna locura! Seguro que hay alguna actividad que siempre hayas querido realizar pero que hayas ido postergando por no ser prioritaria o importante. Es algo que de verdad te gustaría hacer?? Suéltate el pelo y hazlo!

- Al contrario de lo que dice el dicho, deja para mañana lo que puedas hacer hoy. Hoy no se acaba el mundo! Y desde el control, actúas como si así fuera. Si vives acelerado a toda prisa, no disfrutarás de nada. Disfruta de tu tiempo libre, de tu familia, de tus amigos y cultiva tus aficiones….¡El viaje será mucho más placentero e intenso!

Si a pesar de lo indicado, necesitas ayuda para mejorar tu situación y con ello tu calidad de vida, no dudes en solicitarla a un profesional.

Para más información:
CENTRO ITAE
T 902 100 006

6 comentarios:

  1. Me ha dado muy rollo leer este artículo. No sé transmite algo que te hace pensar: "¡Porqué no! yo también me puedo dar permiso para hacer alguna pequeña locura!". Y pensando, pensando, me he dicho, mañana puede ser un gran día para cuidarte. Así que me iré a la pelu que hacía siglos lo posponía porque siempre tenía y tengo treinta mil cosas a hacer, cuando en verdad creo que pueden esperar.

    ResponderEliminar
  2. Mi madre es super controladora, no la aguanto. Pretende que cuando salgo la llame cada media hora y le diga donde estoy...de verdad esto se puede tratar???

    ResponderEliminar
  3. yo no puedo salir sin reloj, si me lo olvido sufro tanto que tengo que pedir la hora constantemente....tengo un problema d control?

    ResponderEliminar
  4. Gracias por vuestras aportaciones.

    En efecto el control de las cosas nos acaba controlando a nosotros mismos...

    Ánimos, porque es un tema muy tratable con cambios a corto plazo si es llevado por un profesional especializado (Maica por favor, toma nota).

    Por otro lado, anónimo, mirarse el reloj constantemente es en efecto una conducta de control, aunque por si sola no tiene importancia siempre y cuando no interfiera en la vida de la persona.

    Ánimo porque dejar de controlar es liberador, y da paso a una vida en la que se disfruta mucho más de las cosas!

    Recordar que el equipo de Centro ITAE, está a vuestra disposición.

    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  5. Pues yo soy todo lo contrario, o sea el descontrol personificado!! Así que un poquito de control no me iría mal...

    ResponderEliminar
  6. Uffff, yo soy super metódica. Más que controladora soy hiper perfeccionista en todo. Si algo no me sale bien me cabreo tanto que lo mando a la mierda. Por lo tanto las cosas en mi vida o aficiones, se me da muy bien o muy mal, no hay término medio.
    Me gusta hacer las cosas perfectas, sino no me quedo tranquila.
    Eso si, me exijo yo misma, no a los demás.
    Me gusta aprender yo sola, no me gusta que nadie me diga lo que tengo que hacer y sómo lo tengo que hacer...soy rara de cojones, jajajajajajajaja

    (ester Clapés)

    ResponderEliminar