miércoles, 13 de noviembre de 2013

EL ROL DE LA FAMILIA ANTE EL TOC



Convivir con una persona afecta de Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) no es fácil. Como ya hemos explicado en otros artículos, el TOC es un trastorno de ansiedad que implica, en las personas que lo sufren, una afectación de su funcionamiento diario, debido a la presencia de obsesiones y compulsiones que les resultan difíciles de manejar y que pueden llevarles a perder muchísimo tiempo en su día a día.

¿Cómo reacciona la familia ante el comportamiento del paciente con TOC?
Las respuestas de los familiares ante este problema varían:
  • Existen familias que cooperan con los rituales del paciente, principalmente para mantener la paz familiar y porque les parece que así evitan que sufran.
  • Otras familias no participan directamente en los rituales, pero los permiten.
  • Existen familias, en cambio, que se niegan a permitir que el paciente lleve a cabo rituales en su presencia.
  • Y también encontramos familias “mixtas”, en las que algunos miembros cooperan o permiten los rituales y otros los censuran. O incluso, a veces, los mismos miembros varían de postura según el momento, intentando encontrar el modo correcto de ayudar al paciente.

¿Cómo debe actuar la familia frente a este problema?
En primer lugar, si observamos que un miembro de nuestra familia hace cosas que no son “normales”, lo primero que debemos hacer es pedir ayuda. Si el diagnóstico obtenido es el de TOC, se debe iniciar el tratamiento adecuado con el paciente (abordaje psicofarmacológico y terapia psicológica de orientación cognitiva-conductual), pero también se debe informar a la familia sobre los objetivos de la terapia y las pautas que se deben seguir:
·        La terapia es la misma para todos los pacientes (tal como hemos explicado en otros artículos, se trata de realizar exposición in vivo con prevención de respuesta, es decir, exponerse a aquello que se teme, previniendo el ritual) pero cada paciente es diferente, por lo tanto, los objetivos a trabajar tendrán que individualizarse. En este sentido, no se puede generalizar con el proceso de mejoría, sino que hay que partir del nivel de limitación previo que presenta cada paciente. En pacientes muy limitados, la extinción de rituales será más larga que en pacientes menos limitados, pero no por ello hay que desmerecer el trabajo que hacen.
·        Es muy importante reconocer cada pequeño logro que el paciente consiga y evitar las críticas.
·        En casa debe haber un ambiente de apoyo, y debe ser un apoyo en la dirección adecuada. No hay que obligar al paciente a hacer más de lo que pueda asumir, pero tampoco se debe caer en la lástima y ceder ante su necesidad de ritualizar.
·        No es bueno hacer comparaciones entre los logros de un día y otro. Hay días en los que el paciente puede no estar tan preparado para afrontar las exposiciones, por lo que hay que ser flexibles y entender que la mejoría no suele ser lineal.
·        También es importante no olvidarse de los otros miembros de la familia. Muchas veces los pacientes centran la atención de toda la familia, y se tiende a olvidar a otros miembros que también la requieren.

Atentos ante posibles recaídas:
Una vez conseguida la recuperación, es importante tener claras las señales de alarma ante un posible nuevo brote en el futuro. Para ello es necesario que no solo el paciente, sino también la familia, adquiera una adecuada psicoeducación sobre el trastorno. Asimismo, es básico mantener una buena comunicación con el paciente. Cuanto antes detectemos una posible recaída, mejor pronóstico tendrá.
Algunas señales que nos alertan de una posible recaída son las siguientes:
·        El paciente pasa a solas largos periodos de tiempo, sin que nada lo justifique.
·        Se retrasa con frecuencia.
·        Evita ciertas situaciones sin argumentos sólidos que lo justifiquen.
·        Reacciona desmesuradamente ante nimiedades.
·        Su estado de ánimo está más bajo de lo habitual.
·        Pasa por un periodo de estrés importante.
·        Le cuesta dormir.
·        Le cuesta concentrarse.

El TOC es un trastorno que puede llevar a desgastar las relaciones familiares o conyugales, dada la alta interferencia que puede llegar a tener en el día a día y en las rutinas domésticas. Por ello, en ocasiones no solo son necesarias pautas co-terapéuticas para los familiares, sino que a veces también requieren apoyo emocional para poder sobrellevar la convivencia y las exigencias de la terapia.

Cuéntanos tu experiencia...
¿Tienes algún familiar afecto de TOC? ¿Cómo es tu experiencia en la convivencia con esta persona?
¿Qué has hecho para intentar ayudarle?


Para más información:
CENTRO ITAE
T 902 100 006
E info@centreitae.com
W http://www.centreitae.com


 photo credit: Ms. Tina via photopin cc

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