miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL INTÉRPRETE “DEFIENDE TU SOMBRERO POR RIDÍCULO QUE PAREZCA”




 “Cuando era pequeño me ponía de espaldas contra la pared en un rincón de mi cuarto. No me ponía así porque me hubieran castigado, ni porque fuera autista. Bueno, un poco autista, quizá… pero no más que cualquier niño vasco hijo único. Pero no. Simplemente me ponía contra la pared y empezaba a cantar. Unos cantan en el coche, otros en la ducha; yo cantaba de espaldas en el rincón. Escuchaba mi voz con el eco de la pared, un eco que hace que parezca que cantas al micrófono, y me sentía un cantante de verdad.
Cuando era pequeño me apartaba de los demás en el recreo y me quedaba a solas imaginando que era actor, que era cantante, que era… el intérprete.
Cuando era pequeño, era un niño raro.
Cuando era pequeño tenía un montón de amigos invisibles. Cantaba y actuaba para ellos, mis cómplices, mi público. Mis amigos invisibles eran yo mismo y los demás; con ellos recorrí los mundos de mi imaginación y a ellos les debo todo lo que soy: el actor, el cantante, … el intérprete.”

Con este monólogo arranca la obra de teatro “El Intérprete” (Factoría Madre Constriktor). El protagonista, Asier Etxeandía, nos cuenta su propia historia y nos transmite un mensaje muy claro: Tranquilo, no encajas porque eres diferente, pero ni mucho menos peor. Y, ante todo, no cambies. Defiende tu sombrero por ridículo que parezca”. La obra transcurre en su habitación de niño, donde se aislaba del mundo para hacer lo que realmente le gustaba: interpretar.
En una entrevista en RTVE, el actor decía lo siguiente: "Para hacerme más maduro he tenido que volver a la infancia. Para saber quién soy he tenido que encontrar dónde están mis raíces. Yo creo que todos debemos volver a nuestras raíces, porque incluso en las cosas que más vergüenza nos daban, que éramos nosotros mismos, creo que reside nuestra verdad". En la misma entrevista, el actor nos cuenta también que de pequeño le gustaba cantar porque, de alguna manera, le hacía desaparecer.
En otra entrevista (teatroateatro.com), el actor afirmaba lo siguiente: Ahora, con casi 40 años, ya me quiero. No soy más ese niño de 9 años que necesitaba que lo quisieran. Y la gente, cuando está viendo el espectáculo, se quiere a sí misma y se siente identificada de alguna manera. Si se quedase solo en una sensación de admiración, se produciría una sensación de vacío un poco extraña. A mí lo que más me gusta de “El intérprete” es que la gente sale queriéndose más a sí misma y con ganas de cambiar cosas en su vida. Como una pareja que vino hace poco. Trabajaban en un banco en Donosti y me mandaron una carta para decirme que después de ver tres veces la función de repente han dejado sus trabajos en el banco y van a abrir una editorial de libros para apoyar a gente joven porque son unos grandes lectores y se han dado cuenta de que toda su vida han estado haciendo lo que no querían. Para mí esto hace que mi trabajo tenga sentido”.
Desde el punto de vista psicológico, la obra resulta muy interesante, precisamente por estos mensajes que nos transmite el actor. Muchas veces, en terapia nos encontramos con personas que siguen un “guión de vida” inadecuado para ellos, lo que les genera síntomas (ansiedad, depresión,…) que les lleva a pedir ayuda, y que no son más que la punta de un iceberg. El guión de vida de cada uno de nosotros se establece en la infancia, bajo la influencia de nuestras figuras de apego (aquellas personas que son cercanas y relevantes para nosotros) y queda reforzado por las diferentes experiencias que vamos viviendo a medida que vamos creciendo. En la infancia se establecen las bases de nuestra autoestima, asumimos nuestro valor y el valor de los demás, y es por ello que debemos remontarnos a aquella época para tomar conciencia, descubrir y revisar nuestro guión de vida, con el objetivo de cuestionarlo y asegurarnos de si estamos viviendo en la piel del personaje que realmente queremos, o si en realidad estamos viviendo la vida que nos han dicho que nos toca vivir. Según Eric Berne, psiquiatra canadiense que creó el concepto de “guión de vida”, éstos constituyen unos sistemas artificiales que limitan las aspiraciones humanas, creativas y espontáneas.

Cuéntanos…
¿Has visto la obra “El Intérprete”? ¿Cómo te sentiste?
¿Crees que estás siguiendo un guión de vida que no te permite ser tú mismo?



CENTRE ITAE
Via Augusta, 291 baixos
08017, Barcelona
www.centreitae.com
info@centreitae.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario