“Cuando
era pequeño me ponía de espaldas contra la pared en un rincón de mi cuarto. No
me ponía así porque me hubieran castigado, ni porque fuera autista. Bueno, un
poco autista, quizá… pero no más que cualquier niño vasco hijo único. Pero no.
Simplemente me ponía contra la pared y empezaba a cantar. Unos cantan en el
coche, otros en la ducha; yo cantaba de espaldas en el rincón. Escuchaba mi voz
con el eco de la pared, un eco que hace que parezca que cantas al micrófono, y
me sentía un cantante de verdad.
Cuando
era pequeño me apartaba de los demás en el recreo y me quedaba a solas
imaginando que era actor, que era cantante, que era… el intérprete.
Cuando
era pequeño, era un niño raro.
Cuando
era pequeño tenía un montón de amigos invisibles. Cantaba y actuaba para ellos,
mis cómplices, mi público. Mis amigos invisibles eran yo mismo y los demás; con
ellos recorrí los mundos de mi imaginación y a ellos les debo todo lo que soy:
el actor, el cantante, … el intérprete.”
Con este monólogo arranca
la obra de teatro “El Intérprete” (Factoría Madre Constriktor). El
protagonista, Asier Etxeandía, nos cuenta su propia historia y nos transmite un
mensaje muy claro: “Tranquilo, no encajas porque eres diferente, pero ni
mucho menos peor. Y, ante todo, no cambies. Defiende tu sombrero por ridículo que parezca”. La obra transcurre en su habitación de niño, donde se
aislaba del mundo para hacer lo que realmente le gustaba: interpretar.
En una entrevista en RTVE, el actor decía
lo siguiente: "Para
hacerme más maduro he tenido que volver a la infancia. Para saber quién soy he tenido que encontrar
dónde están mis raíces. Yo creo que todos debemos volver a nuestras
raíces, porque incluso en las cosas que más vergüenza nos daban, que éramos
nosotros mismos, creo que reside nuestra verdad".
En la misma entrevista, el actor nos cuenta también que de pequeño le gustaba
cantar porque, de alguna manera, le hacía desaparecer.
En otra entrevista
(teatroateatro.com), el actor afirmaba lo siguiente: Ahora,
con casi 40 años, ya me quiero. No soy más ese niño de 9 años que necesitaba
que lo quisieran. Y la gente, cuando está viendo el espectáculo, se quiere a sí
misma y se siente identificada de alguna manera. Si se quedase solo en una
sensación de admiración, se produciría una sensación de vacío un poco extraña.
A mí lo que más me gusta de “El intérprete” es que la gente sale queriéndose
más a sí misma y con ganas de cambiar cosas en su vida. Como una pareja que
vino hace poco. Trabajaban en un banco en Donosti y me mandaron una carta para
decirme que después de ver tres veces la función de repente han dejado sus
trabajos en el banco y van a abrir una editorial de libros para apoyar a gente
joven porque son unos grandes lectores y se han dado cuenta de que toda su vida
han estado haciendo lo que no querían. Para mí esto hace que mi trabajo tenga
sentido”.
Desde el punto de vista psicológico, la
obra resulta muy interesante, precisamente por estos mensajes que nos transmite
el actor. Muchas veces, en terapia nos encontramos con personas que siguen un “guión
de vida” inadecuado para ellos, lo que les genera síntomas (ansiedad,
depresión,…) que les lleva a pedir ayuda, y que no son más que la punta de un
iceberg. El guión de vida de cada uno de nosotros se
establece en la infancia, bajo la influencia de nuestras figuras de apego (aquellas
personas que son cercanas y relevantes para nosotros) y queda reforzado por las
diferentes experiencias que vamos viviendo a medida que vamos creciendo. En la
infancia se establecen las bases de nuestra autoestima, asumimos nuestro valor y
el valor de los demás, y es por ello que debemos remontarnos a aquella época
para tomar conciencia, descubrir y revisar nuestro guión de vida, con el
objetivo de cuestionarlo y asegurarnos de si estamos viviendo en la piel del
personaje que realmente queremos, o si en realidad estamos viviendo la vida que
nos han dicho que nos toca vivir. Según
Eric Berne, psiquiatra canadiense que creó el concepto de “guión de vida”, éstos
constituyen unos sistemas artificiales que limitan las aspiraciones humanas,
creativas y espontáneas.
Cuéntanos…
¿Has
visto la obra “El Intérprete”? ¿Cómo te sentiste?
¿Crees
que estás siguiendo un guión de vida que no te permite ser tú mismo?
CENTRE ITAE
Via Augusta, 291 baixos
08017, Barcelona
www.centreitae.com
info@centreitae.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario