El Trastorno Obsesivo Compulsivo
(TOC) es un tipo de trastorno de ansiedad del que ya se ha hablado en este
blog. Para tenerlo presente, el TOC es una psicopatología que se caracteriza
por la presencia de obsesiones (pensamientos, ideas, imágenes, etc.) que
aparecen recurrentemente en la mente de quien lo sufre. Dichas obsesiones
provocan gran malestar y ansiedad a quien la padece. Para librarse de este
intenso malestar, que en algunas ocasiones puede interferir completamente en la
vida del paciente, la persona se ve “obligada” a realizar algún ritual
que alivie dicha tensión.
Hay muchos tipos de TOC pero en estas líneas se
recoge un tipo en concreto: el TOC de contaminación. Estos pacientes
creen contaminarse tocando ciertas superficies y las obsesiones pueden ser muy
variadas (creen haberse contagiado de alguna enfermedad, creen poder
transmitirla, temen por su vida o la de sus seres queridos, etc.). Así mismo,
los rituales también son infinitos. Hay tantos como pacientes de TOC: ducharse
o lavarse las manos constantemente, llevar guantes para no tocar nada, no
sentarse en sitios donde hayan estado otros, no utilizar baños o transportes
públicos, no permitir que otros cocinen sus alimentos, etc.
Es fácil suponer que en un
contexto como el que acabamos de sufrir hace unas semanas, en el que por
primera vez en nuestra historia ha habido un caso de ébola tan
“cercano”, los pacientes con esta dolencia hayan visto intensificadas sus
obsesiones de manera desorbitada. Incluso pacientes que estaban estabilizados,
al sentirse de nuevo “vulnerables” ante la posibilidad más o menos “real” de
contaminación, han tenido que volver a trabajar para neutralizar el poder de
las obsesiones y así lograr de nuevo una vida normalizada.
En estos casos, como en el resto
de pacientes con esta psicopatología, además del tratamiento farmacológico,
necesario en algunos casos, la intervención terapéutica idónea y prioritaria es
la Exposición con Prevención de Respuesta. Os explicamos en qué consiste
esta técnica narrando el caso de un paciente real, al que llamaremos Pablo, que
volvió a consulta después de estar meses asintomático. Pablo explicaba que
llevaba unas semanas muy estresado en el trabajo (éste también es un factor muy
importante en la descompensación de la sintomatología) y que al ver la noticia
en la televisión, en un principio, no le dio mayor importancia pero, poco a
poco, empezó a creerse que podía contaminarse de ébola, aunque viviera a
cientos de kilómetros de Madrid, y ahí empezó su infierno particular: estado de
alerta generalizada, ansiedad física, insomnio, no podía concentrarse en el
trabajo, y estaba muy irritable con su familia. Como es común en estos casos,
el paciente admitía la irracionalidad de la situación, “pero no podía
evitarla”. Para “anular la posibilidad de contaminación”, diariamente el paciente estuvo
llevando a cabo una serie de conductas “por seguridad” (rituales o compulsiones):
no miraba las noticias relacionadas en la TV, no leía los periódicos, no permitía
a nadie que le hablara del ébola, dejó de usar el metro, y evitaba la carretera
que enlazaba su ciudad con el aeropuerto (por si llegaban personas infectadas
de Madrid).
La intervención en este caso se
centró en exponerlo a ver todas las noticias relacionadas con el ébola, a usar
el metro o conducir por la carretera que llevaba al aeropuerto, haciéndolo incluso
caminar por las terminales de este aeropuerto. Así mismo, se realizó un trabajo
en torno a las obsesiones, aprendiendo a “tolerarlas”, sin intentar evitarlas.
Así éstas desaparecen más rápidamente. Actualmente, tras semanas de trabajo, Pablo
vuelve a estar estabilizado, llevando a cabo una vida totalmente normalizada.
Hemos querido compartir este caso en nuestro
blog porque es importante tener en cuenta que las psicopatologías pueden estar
muy marcadas por la influencia genética, la personalidad, el ambiente donde
hemos crecido, la educación recibida, etc. pero puntualmente también pueden
verse perjudicadas por eventos puntuales de nuestro día a día, aunque no tengan
que ver con la vida de la persona.
En cualquier caso, la mejor
opción es recibir un tratamiento psicológico (y psiquiátrico si es necesario) a
tiempo, llevado a cabo por profesionales especializados en este tipo de
trastornos.
Para mas información:
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CENTRO ITAE
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Via Augusta 291
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