Carmen de 57 años, nos explica el difícil momento que está atravesando: “Hace un mes que Raúl, mi hijo menor, se fue a vivir con su novia y desde entonces no levanto cabeza, siento un vacío muy grande, lloro a la mínima que me acuerdo de él y aunque tengo a mi marido, Alberto, que pasa todo el tiempo que puede a mi lado, me siento muy sola”.
Son muchos los padres que como Carmen experimentan una sensación de soledad, vacío, tristeza y desmotivación cuando uno o más de sus hijos abandonan el hogar, ya sea para independizarse o para marcharse a estudiar o trabajar fuera, pudiendo llegar a sentir que dejan de ser útiles para ellos. A este conjunto de sensaciones hace referencia el síndrome del nido vacío, que aunque es más común en las mujeres, puede darse también en hombres.
¿Cuáles son los síntomas más comunes?
- Sentimientos de vacío e inutilidad
- Sentimientos de tristeza
- Melancolía de tiempos pasados
- Desmotivación para realizar las tareas cotidianas
- Ansiedad
- Irritabilidad
- Insomnio
- Fatiga
¿Quién tiene más probabilidad de padecer el síndrome del nido vacío?
Aunque ambos sexos pueden padecer este síndrome, es más común en las mujeres. Habitualmente las madres, por cuestiones culturales, tienden a volcarse más con los hijos. No obstante, el tipo de vida que lleve la mujer, influirá en su vivencia de la marcha de los hijos. En este sentido, las madres que trabajan fuera de casa, que tiene proyectos laborales, vivirán la emancipación de los hijos de una forma más natural y no traumática; si bien van a notar que éstos ya no están en casa, su rutina diaria no se verá demasiado alterada. Por el contrario, las madres que son amas de casa, para las que su trabajo ha girado en gran medida en torno a los hijos, sienten que sus vidas sufren un cambio importante tras la marcha de estos y fácilmente pueden sentirse vacías y perdidas.
Factores que pueden complicar el síndrome:
- La menopausia, en el caso de la mujer, por los importantes cambios hormonales que conlleva.
- La aparición de enfermedades crónicas o dolencias habituales, como molestias de espalda, fatiga, hipertensión,...., que son frecuentes en estas edades.
- Deterioro de la relación de pareja. Es frecuente que la atención y el cuidado de los hijos durante tantos años, contribuya a un cierto descuido de la relación de pareja, pudiendo quedar camuflados problemas conyugales graves. En el momento en el que los hijos ya no están en el hogar, estos problemas afloran en la relación, llegando a deteriorarla.
Algunas recomendaciones para superarlo:
- Comienza por aceptar que te toca vivir una nueva etapa evolutiva, que es la de la emancipación de tus hijos, recuerda que tú también te separaste de tus padres un día para emprender tu propia vida y no por eso te perdieron.
- Es normal que tengas sentimientos de pérdida, nostalgia o tristeza, debes entenderlos como propios de un proceso de duelo, que requiere un tiempo para su elaboración.
- Valora esta situación como una oportunidad para hacer cosas que antes no podías hacer, por ejemplo recuperar aficiones, practicar deporte, realizar viajes, quedar con amigos, ir de compras, ampliar tus estudios, desarrollarte profesionalmente, entre otras; destina a estas actividades el mismo tiempo que antes dedicabas a tus hijos.
- Es un buen momento para cultivar la relación de pareja, para recuperar la intimidad que no podíais tener cuando los hijos vivían en casa.
- Comparte abiertamente tus sentimientos con tu pareja, con tu familia o con tus amigos, te ayudará a superar el sentimiento de vacío y soledad.
Es muy aconsejable que los padres se preparen para esta nueva etapa vital mientras los hijos viven todavía en el hogar, para ello será fundamental prestar más atención al resto de áreas vitales (pareja, amistades, hobbies…) y enriquecerlas. La finalidad es conseguir que los padres sientan que su vida tiene otros significados además del cuidado de los hijos.
Cuéntanos tu experiencia:
¿Tus hijos ya se han emancipado? ¿Cómo lo has afrontado?
Si crees que por ti mismo no consigues superar la marcha de casa de tus hijos, ponte en contacto con nosotros y valoraremos si necesitas de un apoyo terapéutico profesional.
Para más información:
CENTRO ITAE
T 902 100 006
A mi madre le pasa esto. Desde que me fui a vivir con mi novio que llora mucho y no hace casi nada. Mi padre no sabe como ayudarla, él se jubiló el año pasado y creo que no se entienden bien. ¿que hago? Mi madre y yo hemos estado siempre muy unidas y me siento culpable
ResponderEliminarQuerida Karen,
ResponderEliminarLo que le sucede a tu madre, tal y como explicamos, es una respuesta normal en una fase de cambio familiar importante. Para nada tienes que sentirte culpable. Si, tal y como explicas, tenéis una relación estrecha te recomiendo que lo hables abiertamente con ella. Quizá podría seguir algunos de los consejos que os ofrecemos. Si la situación no mejora siempre puede acudir a un especialista. No dudes en ponerte en contacto con nosotros si necesitas más información.
Un abrazo y muchos ánimos
mi hija se acaba de casar ,el 26 de mayo 2012 y siento k estoy pasando por sindrome nido vacio, siento que me falta la mitad de mi cuerpo me siento hueca ,aunque desde que ella empezo a trabajar y llegar noche yo ya sabia que llegaria a dormir, y ahora que hago estare dramatizando, me queda la chica de 23 años y mi esposo y aun asi me siento rara.
ResponderEliminarApreciada anónimo,
ResponderEliminarEstás experimentando una respuesta emocional normal, dado lo reciente de la marcha de casa de tu hija. Debes darte tiempo para irte adaptando poco a poco a la nueva situación. No obstante, te resultará más sencillo si sigues las recomendaciones que os indicamos: comparte abiertamente tus sentimientos con tu esposo y con tu hija menor, esto ayudará a reforzar los lazos de la propia pareja y de la familia en sí, a la vez que a aliviar la sensación de vacío y de extrañeza; compártelos también con otros familiares, amigos o conocidos que hayan pasado o estén pasando por la misma situación, probablemente se han sentido como tú en algún momento; procura distraerte y dedicar tiempo para ti, quizás es el momento para hacer algo nuevo o recuperar alguna afición.
Comienza desde hoy mismo a ver la realidad de una forma más objetiva, convierte el dramatismo en pensamientos más positivos y realistas. Piensa que tu hija se ha hecho mayor y ha decidido dar el paso que un día también diste tú, casarse y emanciparse. Piensa en la ayuda y en los consejos que le vas a poder ofrecer en esta nueva etapa, porque aunque ya no viva contigo, te va a seguir necesitando.
Un abrazo,