“El éxito parece estar
relacionado con la acción. Los hombres de éxito permanecen
siempre en movimiento. Cometen errores, pero no se dan por vencidos”.
siempre en movimiento. Cometen errores, pero no se dan por vencidos”.
CONRAD HILTON
¿Alguna
vez has retrasado una cita con el dentista?, ¿has pospuesto para el próximo mes
el propósito de apuntarte al gimnasio?, ¿nunca encuentras el momento de
arreglar esos papeles del despacho?
Ésta
es una costumbre muy frecuente en nuestra sociedad conocida como Procrastinación,
y se define como la acción o hábito de postergar actividades o situaciones
que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o
agradables. Científicos de la Universidad de Constanza (Alemania) concluyen
que las personas se comportan así
porque creen que el día de mañana será más adecuado para poner en práctica lo
planeado.
Existen
procrastinadores eventuales, cuya actitud evasiva no se repite
habitualmente, y crónicos, cuya conducta evasiva es constante y repetida
en el tiempo.
CAUSAS DE LA PROCRASTINACIÓN
Algunos
de los motivos más frecuentes para llevar a cabo la procrastinación son los
siguientes:
o
Ansiedad:
cuando se siente estrés por acumulación de trabajo es posible ver
aumentado el nivel de ansiedad experimentado y ello genera dificultad para
tomar decisiones. Esta situación provoca finalmente sentimientos
catastrofistas, y como resultado se siente saturación, con lo que se demora la
actividad en cuestión.
o
Baja Autoestima: cuando existe una pobre autoimagen y un negativo autoconcepto, la
persona se ve a sí misma como inadecuada o incompetente, o ven al mundo con
demasiadas exigencias que no se ven capaces de cumplir. Por tanto, demoran
enfrentar ciertas tareas para no “demostrar” su supuesta incapacidad.
o
Perfeccionismo:
las personas perfeccionistas y autoexigentes suelen marcarse metas pocos
realistas, por lo que postergar es necesario para evitar el miedo al fracaso
en tareas donde no hay garantías de éxito.
o
Rabia e impaciencia: las propias autoexigencias, que suelen ser desmesuradas, también
generan rabia e impaciencia por no ser “capaces de realizar esto”. Ello fomenta
también la postergación de tareas.
o
Sentirse saturado: el trabajo se acumula y la persona se ve incapaz de establecer
prioridades. Esto provoca sentimientos de ansiedad, saturación, estrés,
angustia, indecisión, impotencia, y fracaso. Dicho estado emocional favorece
aún más la procrastinación.
o
Dar
más importancia a las ventajas a corto plazo de evitar realizar una
tarea que percibimos difícil o aburrida, que los beneficios a largo plazo de
realizarla.
o
Falta de autorregulación: incapacidad para establecer prioridades, y llevar a cabo
las tareas en función de su importancia y urgencia.
SITUACIONES DONDE SUELE APARECER LA PROCRASTINACIÓN
Existen
infinidad de situaciones dónde las personas podemos procrastinar, pero suelen
clasificarse en 3 tipos:
Ø
La vida diaria:
supone aplazar actividades necesarias para funcionar en el día a día. Por
ejemplo: gestiones en el banco, ir al médico, comprar, etc. Las personas viven
con la sensación de caos, de no poder llegar a todo, debido a la acumulación
de tareas pendientes.
Ø Crecimiento personal: es el impedir que nuestra vida
mejore en diversos ámbitos. Por ejemplo: no realizar algún curso, no hacer
ejercicio, no atender a oportunidades de promoción laboral, no dejar de fumar,
no resolver los problemas de pareja, etc. Las personas se sienten insatisfechas,
inseguras, y estancadas.
Ø
Compromisos con los demás: demorar quedar, hablar o realizar cualquier actividad con
otra persona. Las consecuencias son la pérdida de la confianza y el
respeto de la otra persona.
CONSECUENCIAS DE LA PROCRASTINACIÓN
Algunas
de las consecuencias que suelen presentar las personas que tienden a la
procrastinación de manera más habitual son las siguientes:
v
Estrés
v
Sentimiento
de culpabilidad
v
Pérdida
de productividad
v
Juicio
social relacionado a la evasión de sus responsabilidades (por ejemplo, en el
trabajo)
v
Estigmatización:
este comportamiento puede ser interpretado por su entorno como pereza o una
falta de ambición.
v
Conflictos
en las relaciones interpersonales.
v
Fortalecimiento
de la procrastinación.
ESTRATEGIAS PARA EVITAR LA PROCRASTINACIÓN
Diferentes
estudios concluyen la importancia de ser conscientes de este comportamiento
para poder hacerle frente y, así mismo, proponen varias estrategias para
minimizar la postergación de las tareas y las consecuencias negativas que
supone:
1. Es muy útil redactar qué se quiere
conseguir, con qué frecuencia se hará, y cuándo se quiere finalizar. Es
necesario que sea un objetivo realista, accesible y específico.
2. No es necesario que se consigan los
objetivos de forma automática, sino que es prudente pensar que se lograrán de
forma gradual.
3. Es conveniente identificar en qué
parte del día se es más productivo y asignar las tareas prioritarias a ese
horario.
4. En la planificación de las tareas,
conceder más tiempo del debido a cada tarea nueva para evitar sorpresas y
ajustarlo conforme se comprueba cuánto tiempo supone en realidad.
5. Priorizar las actividades: primero
los objetivos esenciales, deseados o urgentes, segundo las tareas que pueden
posponerse pero que no dejan de ser importantes y tercero las tareas que pueden
posponerse por periodos largos de tiempo.
6. Divide y vencerás!! Es más fácil
dividir un objetivo en tareas pequeñas o cortas que se pueden ir haciendo, ya
que pretender hacer todo el objetivo de golpe puede suponer un deterioro en la
motivación y ello facilita que se posponga el objetivo indefinidamente.
7. Simplificar la vida. No siempre se
pueden o deben hacer las cosas de la manera que quisiéramos, por lo que se
deben buscar caminos más fáciles. Por ejemplo, si puedes enviar un e-mail para
no procrastinar más una tarea, no optes por la reunión en persona, que
posiblemente será más difícil de llevar a cabo.
8. Es recomendable terminar las tareas
antes de la fecha “real” en las que tendrían que estar realizadas. Es una
manera de prevenir imprevistos finales y el tiempo que suele sobrar se puede
utilizar para realizar actividades más motivadoras.
9. Practicar el “NO” ante las demandas
de los demás si no se puede realizar la tarea que se nos solicita. Así se evita
la acumulación de tareas y la saturación que fomentan la procrastinación.
10. Construir el “hábito” de realizar
por lo menos una actividad frustrante cada día. Así se evita la acumulación.
11. Recordar que la motivación para
realizar ciertas tareas no siempre llega, por tanto, es importante no esperar a
que llegue para realizar la acción. Sí o sí se debe iniciar la acción, y
mediante el hábito, aparece la motivación.
12. Saber que las personas tenemos el
derecho a equivocarnos, ya que de los errores se aprende. Bajo este prisma es
más fácil atreverse a hacer algo y evitar postergar algo por el miedo a fallar.
13. Es importante saber que lo
importante no es el resultado sino el esfuerzo de intentarlo.
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