jueves, 13 de febrero de 2014

¿ QUÉ ES LA PROCRASTINACIÓN?





“El éxito parece estar relacionado con la acción. Los hombres de éxito permanecen
siempre en movimiento. Cometen errores, pero no se dan por vencidos”.
CONRAD HILTON


¿Alguna vez has retrasado una cita con el dentista?, ¿has pospuesto para el próximo mes el propósito de apuntarte al gimnasio?, ¿nunca encuentras el momento de arreglar esos papeles del despacho?
Ésta es una costumbre muy frecuente en nuestra sociedad conocida como Procrastinación, y se define como la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. Científicos de la Universidad de Constanza (Alemania) concluyen que las personas se comportan así porque creen que el día de mañana será más adecuado para poner en práctica lo planeado.
Existen procrastinadores eventuales, cuya actitud evasiva no se repite habitualmente, y crónicos, cuya conducta evasiva es constante y repetida en el tiempo.

CAUSAS DE LA PROCRASTINACIÓN
Algunos de los motivos más frecuentes para llevar a cabo la procrastinación son los siguientes:
o       Ansiedad: cuando se siente estrés por acumulación de trabajo es posible ver aumentado el nivel de ansiedad experimentado y ello genera dificultad para tomar decisiones. Esta situación provoca finalmente sentimientos catastrofistas, y como resultado se siente saturación, con lo que se demora la actividad en cuestión.
o       Baja Autoestima: cuando existe una pobre autoimagen y un negativo autoconcepto, la persona se ve a sí misma como inadecuada o incompetente, o ven al mundo con demasiadas exigencias que no se ven capaces de cumplir. Por tanto, demoran enfrentar ciertas tareas para no “demostrar” su supuesta incapacidad.
o       Perfeccionismo: las personas perfeccionistas y autoexigentes suelen marcarse metas pocos realistas, por lo que postergar es necesario para evitar el miedo al fracaso en tareas donde no hay garantías de éxito.
o       Rabia e impaciencia: las propias autoexigencias, que suelen ser desmesuradas, también generan rabia e impaciencia por no ser “capaces de realizar esto”. Ello fomenta también la postergación de tareas.
o       Sentirse saturado: el trabajo se acumula y la persona se ve incapaz de establecer prioridades. Esto provoca sentimientos de ansiedad, saturación, estrés, angustia, indecisión, impotencia, y fracaso. Dicho estado emocional favorece aún más la procrastinación.
o       Dar más importancia a las ventajas a corto plazo de evitar realizar una tarea que percibimos difícil o aburrida, que los beneficios a largo plazo de realizarla.
o       Falta de autorregulación: incapacidad para establecer prioridades, y llevar a cabo las tareas en función de su importancia y urgencia.

SITUACIONES DONDE SUELE APARECER LA PROCRASTINACIÓN
Existen infinidad de situaciones dónde las personas podemos procrastinar, pero suelen clasificarse en 3 tipos:
Ø      La vida diaria: supone aplazar actividades necesarias para funcionar en el día a día. Por ejemplo: gestiones en el banco, ir al médico, comprar, etc. Las personas viven con la sensación de caos, de no poder llegar a todo, debido a la acumulación de tareas pendientes.
Ø      Crecimiento personal: es el impedir que nuestra vida mejore en diversos ámbitos. Por ejemplo: no realizar algún curso, no hacer ejercicio, no atender a oportunidades de promoción laboral, no dejar de fumar, no resolver los problemas de pareja, etc. Las personas se sienten insatisfechas, inseguras, y estancadas.
Ø      Compromisos con los demás: demorar quedar, hablar o realizar cualquier actividad con otra persona. Las consecuencias son la pérdida de la confianza y el respeto de la otra persona.

CONSECUENCIAS DE LA PROCRASTINACIÓN
Algunas de las consecuencias que suelen presentar las personas que tienden a la procrastinación de manera más habitual son las siguientes:
v     Estrés
v     Sentimiento de culpabilidad
v     Pérdida de productividad
v     Juicio social relacionado a la evasión de sus responsabilidades (por ejemplo, en el trabajo)
v     Estigmatización: este comportamiento puede ser interpretado por su entorno como pereza o una falta de ambición.
v     Conflictos en las relaciones interpersonales.
v     Fortalecimiento de la procrastinación.


ESTRATEGIAS PARA EVITAR LA PROCRASTINACIÓN
Diferentes estudios concluyen la importancia de ser conscientes de este comportamiento para poder hacerle frente y, así mismo, proponen varias estrategias para minimizar la postergación de las tareas y las consecuencias negativas que supone:
1.      Es muy útil redactar qué se quiere conseguir, con qué frecuencia se hará, y cuándo se quiere finalizar. Es necesario que sea un objetivo realista, accesible y específico.
2.      No es necesario que se consigan los objetivos de forma automática, sino que es prudente pensar que se lograrán de forma gradual.
3.      Es conveniente identificar en qué parte del día se es más productivo y asignar las tareas prioritarias a ese horario.
4.      En la planificación de las tareas, conceder más tiempo del debido a cada tarea nueva para evitar sorpresas y ajustarlo conforme se comprueba cuánto tiempo supone en realidad.
5.      Priorizar las actividades: primero los objetivos esenciales, deseados o urgentes, segundo las tareas que pueden posponerse pero que no dejan de ser importantes y tercero las tareas que pueden posponerse por periodos largos de tiempo.
6.      Divide y vencerás!! Es más fácil dividir un objetivo en tareas pequeñas o cortas que se pueden ir haciendo, ya que pretender hacer todo el objetivo de golpe puede suponer un deterioro en la motivación y ello facilita que se posponga el objetivo indefinidamente.
7.      Simplificar la vida. No siempre se pueden o deben hacer las cosas de la manera que quisiéramos, por lo que se deben buscar caminos más fáciles. Por ejemplo, si puedes enviar un e-mail para no procrastinar más una tarea, no optes por la reunión en persona, que posiblemente será más difícil de llevar a cabo.
8.      Es recomendable terminar las tareas antes de la fecha “real” en las que tendrían que estar realizadas. Es una manera de prevenir imprevistos finales y el tiempo que suele sobrar se puede utilizar para realizar actividades más motivadoras.
9.      Practicar el “NO” ante las demandas de los demás si no se puede realizar la tarea que se nos solicita. Así se evita la acumulación de tareas y la saturación que fomentan la procrastinación.
10.  Construir el “hábito” de realizar por lo menos una actividad frustrante cada día. Así se evita la acumulación.
11.  Recordar que la motivación para realizar ciertas tareas no siempre llega, por tanto, es importante no esperar a que llegue para realizar la acción. Sí o sí se debe iniciar la acción, y mediante el hábito, aparece la motivación.
12.  Saber que las personas tenemos el derecho a equivocarnos, ya que de los errores se aprende. Bajo este prisma es más fácil atreverse a hacer algo y evitar postergar algo por el miedo a fallar.
13.  Es importante saber que lo importante no es el resultado sino el esfuerzo de intentarlo.



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 photo credit: petit hiboux via photopin cc

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