“…En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la
pobreza, hasta que la muerte os separe…”. ¿Os suena? Éste ha sido el ideal de
pareja que nos han inculcado durante toda nuestra vida, desde la más tierna
infancia y que, al parecer, intentamos mantener vigente. Pero ¿es
posible?...los tiempos han cambiado y las personas también. Es probable que
cualquiera de nosotros en algún momento se haya planteado cómo nuestros abuelos
“aguantaban” tanto tiempo casados. ¿Era más fuerte su amor que el nuestro? Generalizando
podríamos decir que NO…el sentimiento no se ha transformado, pero sí las
personas.
Se podrían marcar 3 variables como precursores de nuestro
cambio de actitud hacia el amor y las relaciones de pareja:
En
primer lugar, en la actualidad, gracias a las redes sociales, tenemos un mayor
acceso al contacto con otras personas. Aunque sólo sea por un tema de
estadístico, el poder contactar, hablar, y compartir con más gente, aumenta la
probabilidad de que nos “gusten” otras personas.
En
segundo lugar, las expectativas y las exigencias de cara a la pareja han
aumentado significativamente. Quizás desde el “cuento de hadas” que hemos
creído desde pequeños, creemos que nuestra pareja ideal sea aquella que atienda
todas mis necesidades, que entienda todos mis errores, que lo sacrifique todo
por mí, etc…sin entender que eso sería una relación basada en la Dependencia
Emocional y no en el amor.
En
tercer lugar, parece evidente cómo en el último siglo, en general, nuestra resistencia
a las frustraciones ha disminuido significativamente. Quizás esta baja
tolerancia a la frustración se alimente de un estilo de vida que no pudieron
tener nuestros abuelos y que a groso modo tiene que ver con “tenerlo
todo” (aunque este sería un tema mucho más largo que aquí no tiene lugar), con
lo que no estamos dispuestos a “aguantar” según qué situaciones.
Hasta el S. XVIII, el matrimonio tenía funcionalidades muy
concretas: mezclar linajes y establecer importantes relaciones con otras
familias. Después del S. XIX, tras la revolución industrial, la sociedad
occidental se transformó y conceptualizó el matrimonio como una forma de
realización. Según la periodista Helen Croydon “ahí empezaron los
problemas”. Tras estudiar en profundidad este tema, la autora afirma que
actualmente el matrimonio siempre decepciona por las grandes expectativas que
genera, por lo que según Croydon “conocer a otras personas y repartirse un
poco podría mejorar la salud de nuestra relación oficial”.
En un artículo reciente Croydon señala cuáles son las 5
tendencias más importantes que están surgiendo en el amor y en el sexo, y
que parecen dejar a la monogamia como un concepto del pasado:
FLEXISEXUALES:
Se refiere a una especie de bisexualidad en la que la exploración del sexo es
la base esencial. Parece ser el paso previo a las relaciones completamente
abiertas. La autora se basa en el aumento del porcentaje de mujeres que han
mantenido relaciones con otras mujeres en los últimos años.
RELACIONES HÍBRIDAS: En éstas, un miembro de la pareja se contenta con su monogamia, mientras
que el otro tiene la libertad para relacionarse con terceras personas. Croydon
lo justifica por un bajo o nulo interés hacia el sexo por parte de la persona
que lo permite.
CITAS MÚLTIPLES: las redes sociales y las páginas de contacto han permitido que
actualmente hombres y mujeres mantengan múltiples “frentes abiertos” con el
objetivo de divertirse, pero también de poder elegir al “candidato” más
apropiado para una relación a largo plazo.
SWINGERS PIJOS: Refiriéndose al antiguo intercambio
de parejas pero de manera más exclusiva, es decir, dejando de ser una práctica
furtiva que se realizaba en “antros” para realizarse actualmente en los locales
de moda.
POLIAMOR: Se
basa en la conceptualización del amor como un recurso no finito. Las personas
que lo practican se basan en la idea de que el amor no tiene por qué estar
limitado a una única persona, aunque en algunos casos haya un “amor primario” y
otros de menor jerarquía.
¿Qué opinas? ¿Te ves identificad@ en alguna de las categorías
mencionadas? ¿O por el contrario, sigues pensando que el amor verdadero es equivalente a la monogamia?
Sea como sea, lo más saludable desde un punto de vista
psicológico es tener la sensación de estar haciendo lo que sientes, no lo
que debes. En definitiva, ser coherente no sólo con tus pensamientos, sino también con tus sentimientos.
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