Paula, una de nuestras pacientes (a la que hemos cambiado el nombre), nos comenta hablando de su envidia:
“Me siento mal cuando mis amigas tienen éxitos profesionales o personales; cuando alguna de ellas da una noticia en ese sentido, aunque intento aparentar alegría, me cuesta ocultar mi cara de desagrado (aunque lo intento) y soy incapaz de felicitarla de forma espontánea y sentida. Cuando por el contrario lo mismo pasa con malas noticias, aunque me cueste admitirlo, internamente siento un poco de satisfacción. De alguna forma, aquello que consiguen los demás pone de manifiesto lo que yo no he sido capaz de conseguir, y cuando observo que los demás se encuentran piedras en el camino, me siento aliviada, porque es como si pudiera avanzar un poco más en mi carrera competitiva de la vida (…). Me gusta ser el centro de atención, necesito que todos me miren y admiren públicamente; cuanta más notoriedad tenga, mejor; en cambio, cuando ocurre lo mismo con algún amigo, no lo puedo soportar; necesito que se cambie de tema y que la atención vuelva a mi; soy incapaz de alabar a nadie y de ser humilde....eso haría que me rebajara todavía más (…). Para mantenerme a flote con mi bienestar, tiendo siempre a quejarme, criticar y juzgar a casi todo el mundo; nunca admito mis errores y tengo la habilidad de culpar a los demás por ellos.”
La definición de envidia implica sentir dolor (sentimiento de inferioridad, hostilidad y resentimiento) ante la buena fortuna de los demás; dolor por no poseer lo que pueda tener otra persona, sean cosas materiales, cualidades personales o situaciones vitales. La envidia es una emoción encarnada en la baja autoestima; es desde el bajo autoconcepto de uno mismo que se crean unos sesgos perceptuales que empañan las experiencias y las relaciones, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Desde la envidia, los logros ajenos se viven como amenazas al propio bienestar y por el contrario, las desdichas de los demás aportan cierto placer oculto. Por tanto, la envidia tiene mucho que ver con la comparación y la competición constante con los demás; en lugar de fijarme en mi, me fijo en los demás y en función de eso saco conclusiones sobre mi mismo. Así, la baja autoestima relacionada con la envidia se manifiesta a través de tender a mirar hacia fuera en lugar de mirar hacia dentro; la persona con envidia tiende a regirse por lo que ve a su alrededor y no tanto por lo que ocurre en su interior.
La envidia es una emoción que se esconde detrás de otras emociones, como la rabia, el resentimiento, la tristeza y el miedo. Así mismo y desde la baja autoestima, las personas envidiosas, tienden a infravalorar sus propios logros y nunca están satisfechas; es posible que intenten cubrir ese vacío a través de necesitar demostrar sus proezas, sus logros y ser el centro de atención; es posible así mismo que callen y sufran en silencio anhelando secretamente tener algún día aquello de lo que creen que carecen en el presente.
La envidia puede afectar también a las relaciones sociales; aunque la persona con envidia pueda querer tener cerca o saber de la persona a la que envidia, sus relaciones de amistad pueden irse truncando por el camino, puesto que la envidia va desprendiendo energía negativa a través de las críticas y el juicio constante del entorno.
¿Cómo deshacerse de la envidia?
- Pregúntate: ¿Qué es lo que envidio del otro que yo no tengo? ¿Por qué me preocupa tanto ese aspecto?
- ¿Qué es lo que realmente siento cuando siento envidia? Es decir, ¿Qué emoción hay detrás? ¿Tristeza, rabia, miedos….?
- Cuenta tus “tesoros”. Mira hacia adentro en lugar de hacia fuera. Tus tesoros son todas aquellas cosas por las que dar gracias de tener en tu vida. Todos tenemos infinidad de tesoros, y a menudo no les damos su debida importancia.
- Alaba a alguien. Pruébalo: coméntale a alguien lo mucho que te gusta algo que hace o lo mucho que le admiras. Sorpréndete y saborea los beneficios de sentirte bien después de ello.
- No dejes que la envidia se quede dentro de ti embotellada; habla sobre tu envidia con alguien y deja que la otra persona te diga todas las razones por las cuales no necesitas estar celoso/a.
Si a pesar de todo ves que sigues aferrado/a a tu envidia y te es difícil manejarla, quizás necesites la ayuda de un profesional.
Cuéntanos:
¿Por qué tipo de cosas o situaciones has podido sentir envidia?
¿Qué maneras te han ido bien para desprenderte de ella?
Yo tenía envidia de mi vecina, que también era amiga mia. Envidiaba su ropa, su manera de vestir, los novios que tenia...ahora me doy cuenta de yo no estaba bien en esa epoca y todo lo que ella tenia era lo que me faltaba a mi. Ahora miro a mi vecina con otra perspectiva, ya no la envidio nada!
ResponderEliminarHola Centro Itae,
ResponderEliminarLa verdad és que me he sentido muy reflejado con vuestro artículo. Pues yo siempre he sentido mucha envidia por mi hermano, quien ha sido el perfecto de la familia. Y es algo de lo que me siento muy arrepentido, pues no me gusta sentir envidia de él. Él siempre ha sido el que ha sacado buenas notas, el hijo ejemplar, y en cambio yo he sido más bien el rebelde. Creéis que es posible que algún día deje de sentir envidia hacia él. Pues me encantaría porque es mi hermano, pero no sé como hacerlo.
Estimada Charo,
ResponderEliminargracias por tu aportación. Nos alegramos de que hayas recorrido este camino personal y que hayas podido ver las cualidades que tienes, y sobretodo que hayas aprendido a valorarlas!
Tomás, gracias por tu aportación; la envidia, aunque es una emoción desagradable, es totalmente normal: te puede ayudar el preguntarte qué es exactamente aquello que envidias de tu hermano y qué emoción hay detrás de ello. Nos falta información para valorar el caso, pero también habría que cuestionarnos que papel juegan la familia y en especial tus padres en tus emociones; valora aquello que os une a ti y a tu hermano y qué os podeis aportar mutuamente. Cuanto más unidos logreis estar, la envidia se irá resolviendo para convertirse en admiración mútua y respeto.
ResponderEliminarsoy victima de la envidia mi vecina que fue mi amiga la descubri que envidiava de mi hogar por lo que tengo un esposo ejemplar dedicado a mi familia, a mis hijos ya que la mayor tiene 3 carreras profecionales y luego se va a titular de contadora, mi otro hijo logro tener el primer puesto yo pense que todo se logro con esfuerzo pero nunca me imagine que me miraban mal por mis logros siempre temprano con los deberes sin quejarme siempre alegre escuchando y resolviendo sus contratiempos tebajando .MARIELA.
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