miércoles, 10 de abril de 2013

"Me llegó la hora"




Cuando me encuentro con Ismael lo noto con ganas de explicarme su historia...”algo impensable hace 3 años”, dice.

No llevo un guión preparado de preguntas para hacerle, he decidido, simplemente, que explique lo que desee explicar.

Lo primero que me dice es que no le gusta la frase “Salir del armario” y que siente que este escrito podría titularlo “Me llegó la hora”.

Ismael tiene 33 años y explica que hace 3 dijo a su familia (padres, tíos y primos):
 “Tengo que contaros algo, ya estoy cansado de llevar una doble vida, hace 2 años y pico que tengo pareja y no es una chica, es un chico”.
Lo hizo con más serenidad de la que esperaba.

Ismael supo que le gustaban los chicos cuando tenía sobre los 22 ó 23 años, pero no fue hasta los 27 años que tuvo la primera cita con un chico. 
De hecho, no empezó a salir por la noche hasta los 22 años, ya que las pautas de sus padres, en este aspecto, explica que eran restrictivas.

Durante esos años, de los 22 a los 27, vivió con la sensación de “estar hecho un lío” y no fue hasta el final de ese período, que decidió poner fin a las dudas, dando el paso de quedar un chico.

Las sensaciones y los pensamientos que vinieron después de esa primera cita, no le gustaron, se sintió mal: “¿Todo van a ser citas furtivas?”, “¿Todo va a ser a escondidas?”... de forma que no volvió a tener una nueva cita hasta 8 meses después.
A medida que transcurrió el tiempo, poco a poco fue viviendo más intensamente su elección sexual, tomaba más fuerza el sentimiento de frustración o de injusticia, que acompañaba a los pensamientos “¿Y por qué tengo yo que esconderme, si no estoy haciendo nada malo y no lo hacen otras parejas homosexuales ni heterosexuales que conozco?”.
La sensación de llevar una doble vida le pesaba cada vez más y el estrés por engañar a amigos y familia era menos soportable.

Tuvo claro que primero lo sabrían sus amigas íntimas y que, posteriormente, se lo diría a su familia.

Ismael expresa un temor por encima de los demás cuando le pregunto qué le frenaba a la hora de poner fin a la situación angustiante: “que mi padre no lo tolerara y cayera en una depresión”.
Su padre había padecido depresión anteriormente. Explica que es un hombre que se comunica poco, que no exterioriza sus sentimientos. En alguna ocasión había hecho comentarios despectivos entorno a la homosexualidad.
Ismael tenía esto muy presente y el temor a que su padre se afectara emocionalmente le mantuvo contenido durante unos años.
Pero en un momento se produjo el cambio. El cambio en la forma de sentir la situación y el cambio en las prioridades de Ismael. Un cambio muy sano.

La hermana de Ismael informó de que se casaba. En aquel momento Ismael mantenía una relación estable con un chico. En ese momento se movió, de una forma más intensa, lo que se venía fraguando hacía tiempo, los sentimientos de tristeza y frustración por no poder hacer una vida abierta o disfrutar de forma natural de compartir vivencias, como lo hacen otras parejas.
En este momento, decidió que lo comunicaría tras la boda de su hermana. “Lo decidí por dos motivos: por poner a mi pareja de aquel momento y mi relación en el lugar que le correspondía y por mi, porque ya no podía más”.
La boda se celebró e Ismael se sintió mal, no pudo vivir el momento con su pareja y se volvió a preguntar porqué los demás podían hacerlo y él no.
Así fue como, al cabo de tres días de la boda, Ismael reunió a su familia y lo dijo. Se sentía preparado.

La reacción de sus familiares fue acogedora, excepto la de su padre, quien permanecía callado y con la mirada baja. Ante tal reacción Ismael se dirigió hacia él y le dijo “Sigues teniendo un hijo”. Más tarde y tras la presión que la madre ejerció sobre él para que reaccionara, el padre dijo “Sigues teniendo un padre, pero no acepto tu decisión”.
Después de esto, Ismael tuvo un doble sentimiento, por una parte de alivio y comfort al descubrir la reacción de su madre, tíos y primos, pero también de tristeza y angustia por las palabras de su padre. Temió que se deprimiera y temió que su actitud con él y con su pareja cambiara.

Tras la noticia y las primeras reacciones vino el tiempo de incorporar la noticia en la vida diaria de cada uno. No fue fácil. El padre seguía teniendo dificultades para aceptarlo y este hecho hizo aflorar antiguos problemas entre la pareja (padres), problemas que existían, pero que estaban silenciados.
Esto hizo a Ismael sufrir al principio, aunque la realidad era que tales problemas ya existían antes de que Ismael informara de su orientación sexual. También el problema de comunicación y en el estado de ánimo del padre era algo que ya existía.
Que se desencadenara la tensión familiar hizo que el padre de Ismael consultara al médico, con quien mantuvo una conversación acerca de la homosexualidad, que fue muy provechosa para él.
El tiempo fue transcurriendo y la actitud natural, sin cambios, de los demás con Ismael y el comportamiento natural de su propio padre hicieron que la opción sexual de Ismael, dejara de ser un problema entre ellos. Hasta hoy, en que la relación entre ambos ha vuelto a ser la misma que era antes de que Ismael dijera que tenía pareja y descargara así un gran peso de su mochila.
De hecho, Ismael se ve a sí mismo como “el desahogo de los dos”, de su padre y de su madre, la persona en la que ambos confían, que es lo que siempre ha sido...han recuperado la normalidad de su relación.  

La capacidad de Ismael para cuidar su bienestar psicológico, su habilidad para decir lo que piensa y lo que siente, incluso en una situación en la que existía un temor y, en definitiva, su capacidad para afrontar los problemas, hace que se sienta más seguro y que las personas que le rodean lo perciban como una persona estable, fuerte y confiable.

Cuando pregunto a Ismael qué diría a una persona que en este momento se encontrara en una situación parecida, dice: “Dilo cuando estés preparado”.

Es cierto que contar con el apoyo de los demás es muy importante, pero es uno mismo el que debe sentir y decidir cuándo quiere comunicar algo que atañe a su intimidad y enfrentarse a los miedos.

Ismael dice haber tenido muy presente el pensamiento “el daño que te pueden hacer los demás no es comparable al que te haces tú a ti mismo” y con esta premisa, haber resuelto su angustia.

Y tú, 
¿te sientes angustiado/a porque te gustaría comunicar tu homosexualiad y no sabes cómo? O ¿tienes dudas acerca de decirlo o no?
¿Sientes que necesitas ayuda para hacerlo?

Contacta con nosotros, te ayudaremos a hacerlo!


 
 Para más información: CENTRO ITAE
T 902 100 006
info@centreitae.com
http://www.centreitae.com

 
photo credit: Claudio.Ar via photopin cc

No hay comentarios:

Publicar un comentario