Cuando me encuentro con Ismael lo noto con ganas de
explicarme su historia...”algo impensable hace 3 años”, dice.
No llevo un guión preparado de preguntas para hacerle, he
decidido, simplemente, que explique lo que desee explicar.
Lo primero que me dice es que no le gusta la frase “Salir
del armario” y que siente que este escrito podría titularlo “Me llegó la hora”.
Ismael tiene 33 años y explica que hace 3 dijo a su familia
(padres, tíos y primos):
“Tengo que
contaros algo, ya estoy cansado de llevar una doble vida, hace 2 años y pico
que tengo pareja y no es una chica, es un chico”.
Lo hizo con más serenidad de la que esperaba.
Ismael supo que le gustaban los chicos cuando tenía sobre
los 22 ó 23 años, pero no fue hasta los 27 años que tuvo la primera cita con un
chico.
De hecho, no empezó a salir por la noche hasta los 22
años, ya que las pautas de sus padres, en este aspecto, explica que eran
restrictivas.
Durante esos años, de los 22 a los 27, vivió con la
sensación de “estar hecho un lío” y no fue hasta el final de ese período, que
decidió poner fin a las dudas, dando el paso de quedar un chico.
Las sensaciones y los pensamientos que vinieron después
de esa primera cita, no le gustaron, se sintió mal: “¿Todo van a ser citas
furtivas?”, “¿Todo va a ser a escondidas?”... de forma que no volvió a tener
una nueva cita hasta 8 meses después.
A medida que transcurrió el tiempo, poco a poco fue
viviendo más intensamente su elección sexual, tomaba más fuerza el sentimiento
de frustración o de injusticia, que acompañaba a los pensamientos “¿Y por qué
tengo yo que esconderme, si no estoy haciendo nada malo y no lo hacen otras
parejas homosexuales ni heterosexuales que conozco?”.
La sensación de llevar una doble vida le pesaba cada vez
más y el estrés por engañar a amigos y familia era menos soportable.
Tuvo claro que primero lo sabrían sus amigas íntimas y
que, posteriormente, se lo diría a su familia.
Ismael expresa un temor por encima de los demás cuando le
pregunto qué le frenaba a la hora de poner fin a la situación angustiante: “que
mi padre no lo tolerara y cayera en una depresión”.
Su padre había padecido depresión anteriormente. Explica
que es un hombre que se comunica poco, que no exterioriza sus sentimientos. En
alguna ocasión había hecho comentarios despectivos entorno a la homosexualidad.
Ismael tenía esto muy presente y el temor a que su padre
se afectara emocionalmente le mantuvo contenido durante unos años.
Pero en un momento se produjo el cambio. El cambio en la
forma de sentir la situación y el cambio en las prioridades de Ismael. Un
cambio muy sano.
La hermana de Ismael informó de que se casaba. En aquel
momento Ismael mantenía una relación estable con un chico. En ese momento se
movió, de una forma más intensa, lo que se venía fraguando hacía tiempo, los
sentimientos de tristeza y frustración por no poder hacer una vida abierta o
disfrutar de forma natural de compartir vivencias, como lo hacen otras parejas.
En este momento, decidió que lo comunicaría tras la boda
de su hermana. “Lo decidí por dos motivos: por poner a mi pareja de aquel
momento y mi relación en el lugar que le correspondía y por mi, porque ya no
podía más”.
La boda se celebró e Ismael se sintió mal, no pudo vivir
el momento con su pareja y se volvió a preguntar porqué los demás podían
hacerlo y él no.
Así fue como, al cabo de tres días de la boda, Ismael
reunió a su familia y lo dijo. Se sentía preparado.
La reacción de sus familiares fue acogedora, excepto la
de su padre, quien permanecía callado y con la mirada baja. Ante tal reacción
Ismael se dirigió hacia él y le dijo “Sigues teniendo un hijo”. Más tarde y
tras la presión que la madre ejerció sobre él para que reaccionara, el padre
dijo “Sigues teniendo un padre, pero no acepto tu decisión”.
Después de esto, Ismael tuvo un doble sentimiento, por
una parte de alivio y comfort al descubrir la reacción de su madre, tíos y
primos, pero también de tristeza y angustia por las palabras de su padre. Temió
que se deprimiera y temió que su actitud con él y con su pareja cambiara.
Tras la noticia y las primeras reacciones vino el tiempo
de incorporar la noticia en la vida diaria de cada uno. No fue fácil. El padre
seguía teniendo dificultades para aceptarlo y este hecho hizo aflorar antiguos
problemas entre la pareja (padres), problemas que existían, pero que estaban
silenciados.
Esto hizo a Ismael sufrir al principio, aunque la
realidad era que tales problemas ya existían antes de que Ismael informara de
su orientación sexual. También el problema de comunicación y en el estado de
ánimo del padre era algo que ya existía.
Que se desencadenara la tensión familiar hizo que el
padre de Ismael consultara al médico, con quien mantuvo una conversación acerca
de la homosexualidad, que fue muy provechosa para él.
El tiempo fue transcurriendo y la actitud natural, sin
cambios, de los demás con Ismael y el comportamiento natural de su propio padre
hicieron que la opción sexual de Ismael, dejara de ser un problema entre ellos.
Hasta hoy, en que la relación entre ambos ha vuelto a ser la misma que era
antes de que Ismael dijera que tenía pareja y descargara así un gran peso de su
mochila.
De hecho, Ismael se ve a sí mismo como “el desahogo de
los dos”, de su padre y de su madre, la persona en la que ambos confían, que es
lo que siempre ha sido...han recuperado la normalidad de su relación.
La capacidad de Ismael para cuidar su bienestar psicológico,
su habilidad para decir lo que piensa y lo que siente, incluso en una situación
en la que existía un temor y, en definitiva, su capacidad para afrontar los
problemas, hace que se sienta más seguro y que las personas que le rodean lo
perciban como una persona estable, fuerte y confiable.
Cuando pregunto a Ismael qué diría a una persona que en
este momento se encontrara en una situación parecida, dice: “Dilo cuando estés
preparado”.
Es cierto que contar con el apoyo de los demás es muy
importante, pero es uno mismo el que debe sentir y decidir cuándo quiere comunicar
algo que atañe a su intimidad y enfrentarse a los miedos.
Ismael dice haber tenido muy presente el pensamiento “el
daño que te pueden hacer los demás no es comparable al que te haces tú a ti
mismo” y con esta premisa, haber resuelto su angustia.
Y tú,
¿te sientes angustiado/a porque te gustaría comunicar
tu homosexualiad y no sabes cómo? O ¿tienes
dudas acerca de decirlo o no?
¿Sientes que necesitas ayuda para hacerlo?
Contacta con nosotros, te ayudaremos a hacerlo!
Para más información: CENTRO ITAE
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