La situación económica, social y
política que estamos viviendo y las situaciones personales que se están produciendo, todos las
conocemos con mayor o menor detalle.
En la panadería, en el trabajo,
en el mercado, en el gimnasio, en los bares...hablamos constantemente de estos
temas, los que nos preocupan, y también de los que no nos preocupan.
A veces, hablar de temas que se
asocian a tensión, preocupación, enfado o inquietud, puede no ser agradable, si
las persones que lo hacen, no lo hacen de la forma adecuada.
A menudo, cuando aquello de lo
que hablamos nos resulta molesto, podemos, sin darnos cuenta, alzar el tono de
la voz, usar palabras duras, no permitir la intervención del otro, cortarle
cuando está hablando y es posible que hagamos comentarios que ofenden.
Esta forma de comunicar es
agresiva. Expresarnos así implica poner una barrera en la comunicación, de
forma que, al final, uno no acaba de transmitir el mensaje que desea ni el otro
acaba de recibirlo.
Este tipo de situaciones suelen
derivar en “un mal rato” y puede quedar una sensación de incomodidad, tensión,
o incluso frustración por no haber podido transmitir de una forma más clara lo
que uno pensaba o incluso un sentimiento de culpa por haber podido molestar a
la otra persona.
Otro caso que se puede dar
cuando debatimos temas controvertidos es el de una persona que, ante otra que
expone sus argumentos, decide no expresar su opinión por temor a que sea
rechazada o por temor a ofender...en este caso hablamos de comunicación pasiva.
Cuando alguien no expresa lo que
siente también está levantando una barrera en esa comunicación, así que,
nuevamente estamos ante un mensaje que no fluye adecuadamente.
Con el objetivo de hacer que las
conversaciones con los demás sean un momento de calidad, independientemente del
tema a debatir y supongan algo constructivo, proponemos lo siguiente:
- Es importante tener presente que lo más eficaz en comunicación es expresar directamente lo que se siente, se desea o se piensa. Evitar “irse por las ramas”.
- La actitud ha de ser la de opinar, sin amenazar o limitar el derecho de los demás a hacer lo mismo.
- Es bueno empezar las frases diciendo “Pienso”, “Siento”, “Creo”.
- Procurar que el discurso sea fluido.
- Dar respuestas directas.
Además queremos destacar que tan
importante es la información no verbal (lo que no dices), como lo que dices.
Por eso hay que considerar:
- Mantener el tono inicial de la conversación, con voz firme, que sea oiga fácilmente.
- Mantener el contacto ocular con la persona con la que se habla.
- Adecuar la expresión de la cara al mensaje que se transmite.
- Es bueno mantener una postura erecta, pero distendida, manos sueltas… A veces no prestamos atención, pero la postura que adoptamos también da información.
Las pautas que proponemos forman parte de lo que llamamos un
estilo de comunicación asertiva. Esta es la forma más eficaz y satisfactoria de
comunicar. Se basa en el derecho a expresar y en el respeto a que lo hagan los
demás. Evoca sentimientos de entusiasmo, bienestar, confianza en uno mismo y
entre las personas que hablan. Todo ello hace que la información fluya con
éxito.
Seguir estas pautas permite debatir temas que inicialmente
son controvertidos, obteniendo al final la sensación de que se ha transmitido
algo, de que se ha producido un intercambio, de que se ha construido alguna
cosa y de que se ha compartido un grato y rico momento.
Explícanos…
¿cómo te sientes tú cuándo quieres expresar una
idea?
¿te sientes limitado/a de alguna forma a la hora de expresarlo?
¿cómo te
afecta que los demás opinen de una forma distinta?
Para
más información: CENTRO
ITAE
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